#NoAlTrabajoInfantil

En América, 8.3 millones de niñas, niños y adolescentes, de entre 5 y 17 años, se encuentran en situación de trabajo infantil. De este total, el 69 % (5.7 millones) realiza trabajos peligrosos que atentan a su seguridad y, por lo tanto, a su dignidad. Hablar de este fenómeno, implica comprender que aquellas actividades laborales privan a la infancia de su potencial y son perjudiciales para su desarrollo físico y psicológico.  

El principal sector productivo donde se evidencia a niñas y niños trabajando es la agricultura (más de la mitad de la niñez trabajadora), siendo este uno de los entornos más peligrosos debido a la exposición de elementos externos y sustancias químicas tóxicas. También se encuentran realizando actividades como: minería, pesca, comercio informal, atención en hotelería y transporte, ventas ambulantes, servicios domésticos y trabajo en calle (limpia parabrisas, lustra botas, cuidado de autos, etc.). De quienes realizan trabajos domésticos, el 67% son niñas y, en la mayoría de casos, bajo situaciones peligrosas. Además, la infancia de los sectores rurales empieza a trabajar entre los 5 y 7 años.

Las circunstancias que provocan el trabajo infantil son diversas: la pobreza, las normas sociales que lo toleran, la falta de oportunidades de trabajo decente para los adultos, la migración y las emergencias sociales y sanitarias (como la pandemia de la COVID-19). En países como Haití, por ejemplo, los niveles de pobreza extrema obligan a la niñez a realizar cualquier tipo de trabajo para poder sobrevivir. Sin embargo, la problemática no termina allí.

El trabajo infantil es la puerta a condiciones mucho más peligrosas; 9 de cada 10 niñas y niños se exponen a situaciones de maltrato, separación de sus familias, enfermedades, abandono, tráfico de personas y prostitución.  

Otro de los daños colaterales del trabajo infantil es que, las niñas y niños que trabajan, tienen más probabilidad de sufrir fracaso escolar debido a los altos niveles de cansancio, la falta de asistencia regular a los centros educativos y la dificultad en el manejo del tiempo para cumplir con las tareas.

Las obras sociales salesianas y el trabajo infantil

Frente a esta realidad, los salesianos, a través de las obras sociales, atendemos a diariamente a más de 7950 niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil, de manera preventiva y de contención, principalmente en aquellos países donde aún se presentan preocupantes porcentajes de trabajo infantil. En México, Haití, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia, contamos con programas de acogimiento, atención al rezago escolar, actividades de buen uso del tiempo libre, acompañamiento psicológico, y reinserción social para las niñas, niños y adolescentes que trabajan o están en riesgo de estarlo; con la finalidad de restituir, exigir y garantizar sus derechos, además de brindarles oportunidades de una vida digna.

¡Podemos erradicar el trabajo infantil!

La Organización de las Naciones Unidas, ha declarado, el 2021 el año para la eliminación del trabajo infantil, y existen una serie de acciones que podemos realizar en conjunto, como sociedad, obras sociales e instituciones gubernamentales, para reducir los índices de niñez trabajadora, entre las que destacamos:

  • Garantizar una educación inclusiva, equitativa, de calidad y gratuita.
  • Monitorear proactivamente los sectores con alto riesgo de presencia de niñas y niños trabajando
  • Asegurar la restitución de sus derechos y una adecuada reinserción social.
  • Con una mayor eficacia en las políticas públicas, con planes de acción enfocados en la prevención.
  • Ofrecer un empleo de calidad a los adultos responsables del cuidado y protección de las niñas y niños.

Es responsabilidad de toda la comunidad ciudadana y eclesial que la infancia y juventud goce de una vida digna y justa. Don Bosco inició con este propósito hace más de 200 años, y es él quien nos exhorta a continuar con su legado, para que, en un futuro, podamos tener una América sin trabajo infantil.