El legado de Don Bosco en América: somos testigos vivos de la misión

En el corazón de la Congregación Salesiana, a nivel mundial, se encuentra una profunda vocación por el servicio a los jóvenes, especialmente, por quienes viven situaciones de vulnerabilidad, marginación y pobreza. Nuestra historia como obras sociales salesianas es una narrativa de compromiso inquebrantable con la educación y el bienestar de la niñez, adolescencia y juventud; una misión que responde a las realidades sociales y que transforma vidas.

Para comprender esta misión, es esencial remontarnos al siglo XIX, en el norte de Italia, donde Juan Bosco, siendo un joven sacerdote, fue a las calles y observó que había niños y jóvenes explotados por gente sin escrúpulos, en orfandad o encerrados en las cárceles. Se dio cuenta de que no existían jóvenes malos por esencia, «solamente hay jóvenes buenos a quienes nadie les ha dicho lo buenos que son». Para aquel entonces, fue un visionario que creía en la importancia de ofrecer a los niños y jóvenes una educación integral que no sólo abarcara aspectos académicos, sino, también, formación moral y espiritual.

Don Bosco se dedicó a defender los derechos de los niños y jóvenes huérfanos, analfabetos, en situación de calle, que eran explotados en el trabajo o que estaban en la cárcel. Es así que, en 1851, hace el primer contrato de trabajo con un empleador, un jefe de una empresa, un niño y él como garante, para que ese chico sea un aprendiz, es decir, que el trabajo sea educativo, no un medio de explotación. Esto lo hizo alrededor de 15 años antes de que Marx escribiera “El Capital” (en defensa de la clase obrera) y casi un siglo antes de que la Organización de las Naciones Unidas declare la Convención Sobre los Derechos del Niño.

Justamente, así, nació la misión salesiana: a través de la mirada y dando respuesta a la realidad social que aquejaba a esos chicos. En la actualidad, se traduce en el educar y acompañar, en su camino hacia la madurez y la plenitud de vida, a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, especialmente, a quienes viven condiciones de vulnerabilidad. Las obras sociales de los salesianos en América son un testimonio vivo del compromiso con la misión pastoral juvenil. Son una respuesta concreta a las necesidades de la niñez y adolescencia en la región que, a menudo, enfrentan desafíos abrumadores como la pobreza, la violencia y la falta de acceso a la educación de calidad.

La UNESCO señala que, para el año escolar 2023, a nivel mundial, 244 millones de niños y jóvenes de entre 6 y 18 años de edad siguen sin escolarizar. Según los últimos datos disponibles de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 8,2 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajan en América Latina y el Caribe, y más del 50% realizan trabajos peligrosos para su salud, educación y bienestar. Además, 73 millones de los niños y niñas de la región «viven en países y territorios donde el castigo corporal en el hogar sigue estando permitido en cierta medida, mientras que 7 millones de niños y niñas en edad escolar carecen de plena protección jurídica contra el castigo corporal en la escuela» (UNICEF 2022).

Según el Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil, «estamos firmemente convencidos de que el fin último de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo es el de ofrecer a los jóvenes, especialmente a los más pobres, la vida misma de Cristo, vida de relación, de amor (…)». La Familia Salesiana ha mantenido este compromiso constante, desde los tiempos de Don Bosco hasta la actualidad. Esto ha dado lugar a una amplia gama de iniciativas y servicios destinados a la población en situación de vulnerabilidad, priorizando la educación con el enfoque preventivo salesiano.

La misión, entonces, se plantea como una respuesta a las diversas realidades sociales, convirtiéndose en un espacio de acompañamiento y de acceso a oportunidades para la niñez, adolescencia y juventud. Las más de 180 obras sociales en América ofrecen diversos servicios de atención social que implican un seguimiento y la participación activa de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus familias, implementando iniciativas que faciliten la superación de sus dificultades personales, contribuyendo, de este modo, a generar un impacto social beneficioso en las comunidades y en sus propias vidas. Sin embargo, la obra salesiana debe trabajar en unidad con otros actores políticos y sociales. El Padre Jorge Crisafulli, misionero en África, resalta que «lo más importante, no es solamente hacer intervenciones de emergencia, sino de trabajar a nivel de prevención y de incidencia política (…) es una gran lucha, un proceso y un camino en el que se debe trabajar en red, porque en ese movimiento nos hacemos fuertes».

Ahora, nos preparamos para los nuevos retos que plantea el Aguinaldo del Rector Mayor para el año 2024. El “sueño que hace soñar” nos recuerda la creciente importancia de abordar la educación y evangelización en un mundo marcado por el aumento de discursos de odio y violencia. Como educadores y educadoras evangelizadores, debemos ser como Don Bosco y enfrentar las realidades dolorosas con acciones concretas. En un mundo que cambia constantemente, la misión de los salesianos en América sigue siendo relevante y vital. Nuestra labor es un testimonio del poder transformador de la educación, el acompañamiento y la fe, y una inspiración para quienes desean construir un futuro lleno de oportunidades para la niñez, adolescencia y juventud de la región.

FUENTES:

Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir, Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2021.

244 millones de niños y niñas no empezarán el nuevo año escolar, UNESCO, 2022.

Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana, Dicasterio para la Pastoral Juvenil Salesiana, 2014.

El primer contrato de aprendizaje de Don Bosco cumple 170 años, Salesianos España, https://salesianos.info/blog/el-primer-contrato-de-aprendizaje-de-don-bosco-cumple-170-anos/.

Aguinaldo 2024. “El sueño que nos hace soñar. Un corazón que convierte a los ‘lobos’ en ‘corderos’”.

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Midiendo el cambio para transformar vidas

La importancia de la medición del impacto social en las obras sociales salesianas

«Yo llegué aquí hace más o menos 7 años, estaba en situación de consumo problemático, vivía en la calle y acababa de fallecer mi mamá (…) y me recibieron, así como dicen aquí: tomando la vida como viene» comenta Pedro, de 36 años, quien vive en el Hogar de Cristo en Zárate, Argentina. Como él, miles de personas comparten a diario sus historias, preocupaciones, anhelos y esperanzas en las obras sociales salesianas de América; por ello, es parte de nuestra misión tener una mejora continua de los procesos y proyectos que desarrollamos. En este sentido, deberíamos plantearnos preguntas como: ¿Qué cambios positivos se han logrado? ¿A quiénes hemos beneficiado? ¿En qué medida? ¿Qué parámetros nos indican que un/a participante de nuestra obra está en condiciones para insertarse en la sociedad?

En un mundo cada vez más enfocado en la responsabilidad social y el impacto que las organizaciones generan en la sociedad, la medición de impacto se ha convertido en una herramienta esencial para evaluar y comunicar el cambio positivo que se produce a través de diferentes acciones y proyectos.

El trabajo que realizan los salesianos responde a las necesidades específicas de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias de cada localidad. En el continente americano, son más de 180 obras sociales salesianas que acompañan los procesos de desarrollo de diversas poblaciones en situación de vulnerabilidad, y cada una de ellas lleva a cabo una propuesta educativa-pastoral propia. Según el Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana, es imperativo que, en estos espacios, se busque garantizar la práctica del sistema educativo de Don Bosco «para que los jóvenes superen el sufrimiento y la marginación; se incorporen al horizonte de una educación ética y de promoción de la persona, con el compromiso socio-político de una ciudadanía activa; se atiendan la educación y la defensa de los derechos de los menores, la lucha contra la injusticia y la construcción de la paz». Sin embargo, las diversas realidades y problemáticas sociales evolucionan con los años y los diferentes contextos socio políticos de cada país y, a la par, las necesidades de quienes vienen a compartir su vida y sus sueños en nuestras obras sociales, se transforman.

Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la medición del impacto social comprende el uso de técnicas y herramientas para evaluar y cuantificar el impacto social de una organización, proyecto o programa. Este proceso involucra la recolección de datos relevantes, la definición de indicadores de impacto social y el análisis de los resultados para comprender el cambio logrado. Esto permite a las organizaciones comprender mejor el alcance y las consecuencias de sus acciones, y mejorar su desempeño social a lo largo del tiempo. Para las obras sociales salesianas, es fundamental realizar estos procesos de forma constante para evaluar su efectividad, identificar áreas de mejora y desarrollar nuevas herramientas que respondan a necesidades reales. Esto ofrece una serie de beneficios tanto para las obras sociales como para la sociedad en general. Algunos de ellos son:

  • La medición de impacto social proporciona datos y evidencia sólida que respalda la toma de decisiones basadas en hechos. Permite asignar recursos de manera más efectiva y priorizar aquellas actividades que generan un mayor impacto.
  • Permite a las obras sociales ser transparentes en cuanto a sus objetivos, resultados y procesos. Esto fortalece la confianza de los stakeholders y aumenta la credibilidad en el trabajo que se realiza a través de las rendiciones de cuentas.
  • Es determinante para atraer posibles inversores y donantes que buscan maximizar el impacto de sus recursos. Las obras que pueden demostrar y comunicar su impacto social de manera efectiva tienen más posibilidades de atraer financiamiento y apoyo.
  • Se obtienen insumos para identificar áreas de mejora y aprender de las experiencias. Esto permite ajustar estrategias y programas para lograr un mayor impacto en el futuro.

Como Red América Social Salesiana (RASS), consideramos importante continuar promoviendo y fortaleciendo la medición del impacto social en nuestras obras sociales, ya que esto permitirá el diseño y la implementación de programas más efectivos y eficientes, asegurando así un mayor bienestar para nuestras niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus familias. Esto implica, a su vez, una capacitación constante del personal, de los equipos técnicos y de quienes están en contacto con las poblaciones atendidas, así como la implementación de herramientas y de procesos de análisis crítico que nos den una visión de hacia dónde queremos ir como comunidad educativa pastoral y como sociedad.

Somos el legado de Don Bosco, tenemos el llamado de hacer sostenible en el tiempo la misión que él nos ha encomendado y esto solo es posible si nos evaluamos constantemente, buscando en cada logro o fallo aquello que nos permita mejorar. «Esperanza me da el saber que en el mañana siempre hay algo nuevo (…) que sí se puede, pero hay que seguir luchando» asegura Pedro, quien, con el tiempo, ha aprendido que con poco se puede hacer mucho. Ahora, ha encontrado sentido a su vida y es uno de los internos que colabora preparando alimentos para la comunidad, reparando el dolor de su historia con el servicio a los demás.

FUENTES:

Social Impact Measurement, OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). (2018).

La Pastoral Juvenil Salesiana, Cuadro de Referencia. Dicasterio para la Pastoral Juvenil Salesiana. (2014).

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¡Trabajando en red para un mundo de oportunidades!

El emprendimiento y la respuesta salesiana frente al desempleo en América

El emprendimiento se ha convertido en una opción cada vez más popular para aquellos que buscan una fuente de ingresos y una oportunidad para crear algo nuevo e innovador. En América, donde el desempleo ha sido un problema persistente durante varias décadas, el emprendimiento ha adquirido una importancia aún mayor.

En 2020, la tasa de desempleo en América Latina y el Caribe fue del 10,7% y durante la pandemia de la COVID-19 se perdieron 31 millones de trabajos (BID, 2022). Según la CEPAL, en el año 2022, la actividad económica de América Latina y el Caribe tuvo una tasa de crecimiento mayor de lo esperado en el primer semestre, pero disminuyó en la segunda mitad del año. Esta desaceleración continuará en el año 2023, lo que significa que la tasa de crecimiento de este año será considerablemente inferior a la de 2022. Además, el Informe de Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo de la OIT (2023) señala que, en 2022, el déficit mundial de empleo alcanzó los 473 millones de personas, lo que representa una tasa del 12,3%. Esta medida se compone de 205 millones de personas sin empleo y de otras 268 millones que no cumplen los criterios para ser consideradas en situación de desempleo, pero tienen necesidades laborales insatisfechas. Las responsabilidades familiares y personales, así como el desánimo por la falta de oportunidades de empleo decente y de formación y reconversión profesional, son factores que pueden disuadir a las personas de buscar empleo.

En este contexto, se vuelve esencial enfrentar la crisis del desempleo con los jóvenes y las familias que forman parte de nuestras comunidades educativo – pastorales salesianas, no solo por su bienestar, sino también para garantizar un crecimiento sostenible y una cohesión social. Una solución clave es empoderar a la juventud para que puedan tener éxito en la gestión de sus propios negocios. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (2020), quienes desarrollan habilidades de emprendimiento tienen más capacidades para navegar los desafíos de un mercado laboral actual en constante evolución.

Como Red América Social Salesiana (RASS), buscamos sensibilizar a los diversos actores de la sociedad civil sobre la importancia de promover y educar en la cultura del emprendimiento desde las obras sociales salesianas y los centros salesianos de formación profesional del continente. El P. Rafael Bejarano, referente para las obras sociales del Sector de la Pastoral Juvenil, durante su intervención en la Mesa Redonda “Juventud, emprendimiento y desarrollo”, resaltaba que «como salesianos, nos enfocamos en aquellos jóvenes excluidos, en sus capacidades. Miramos cuáles son las necesidades de los sectores económicos de las diferentes culturas, países y regiones en las que vivimos (…) esto hace que podamos aportar a la gestión del recurso humano de la sociedad». También, afirmó que, como congregación, aún existen algunos retos que debemos afrontar, especialmente, aquellos relacionados con las pobrezas juveniles, el trabajo en red con otras instituciones y el fomento de la cultura de la evaluación y la rendición de cuentas. La reflexión del padre Bejarano conduce a entender que, en cuanto se refiere a impulsar el emprendimiento, no somos un ente solitario, sino que formamos parte de un «gran engranaje» de una sociedad que busca crecer en solidaridad. En este sentido, el trabajo que realizamos en las Obras Sociales Salesianas y en los Centros de Formación Profesionales Salesianos no sólo responde al legado misionero que nos dejó nuestro patrono Don Bosco, sino que, también, se alinea al ODS 8 (Objetivo de Desarrollo Sostenible 8): “Trabajo decente y crecimiento económico”. Es importante entender que «no lograremos un mundo de justicia y paz si no generamos las condiciones seguras para que los jóvenes, sobre todo los más vulnerables y en riesgo social, alcancen una adultez libre».

Fomentar el emprendimiento a través del trabajo en red es una tarea que implica buscar el establecimiento de alianzas de cooperación. En este sentido, una experiencia de éxito fue alcanzada gracias a la ONGD Misiones Salesianas, quienes favorecieron la consolidación de un convenio de cooperación técnica entre la RASS, la Red de CFP América y la Asociación -sin ánimos de lucro- Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (SECOT). Esta articulación permitió el desarrollo de dos ciclos de formación a educadores y educadoras por parte de profesionales con gran experiencia en el mundo empresarial acerca del emprendimiento y la creación de empresas. Gracias a ello, se ha podido fortalecer los conocimientos de quienes forman para el trabajo a los jóvenes de los diversos centros que los salesianos mantienen en la región.

El emprendimiento juvenil puede ser una forma poderosa de impulsar el desarrollo social y económico en América. Los jóvenes emprendedores tienen el potencial de crear empleo, mejorar la productividad y aumentar la innovación en la región. Además, el emprendimiento puede ser una forma de promover la creatividad, la innovación y la resiliencia. Sin embargo, para aprovechar plenamente su potencial, se necesitan políticas y programas que apoyen el desarrollo empresarial en la región.

FUENTES:

De la crisis a la oportunidad: el COVID-19 en el mercado laboral de América Latina y el Caribe, Observatorio Laboral COVID-19, BID, 2022.

El Programa de Emprendimiento Juvenil en America Latina y el Caribe, BID, 2020.

Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, CEPAL, 2022.

Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2023. Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo, 2023.

Mesa Redonda “Juvenud, emprendimiento y desarrollo”, RASS, 2023.

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¡Uniendo esfuerzos por el empleo juvenil digno!

La importancia de las alianzas para la cooperación y el desarrollo

«Ahora, con todo lo que aquí he aprendido, yo ya podría aplicar para trabajar en algún taller (…) también puedo hacer instalaciones eléctricas por mi cuenta, y otras cosas más, para poder salir adelante», son las palabras de Jefferson, quien, a sus 19 años, está culminando su proceso de formación para el trabajo en uno de los Centros de Formación Profesional (CFP) que los salesianos tienen en el Ecuador. Como él, miles de jóvenes en América depositan sus sueños y esperanzas de un futuro mejor en la formación técnica. De igual forma, educadores y educadoras se empeñan en elaborar y actualizar, constantemente, un plan de estudios completo que les prepare para el mundo laboral.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la recuperación del empleo juvenil sigue produciéndose a un ritmo lento. Al comenzar el 2022, se estimó que, en total, había unas 28 millones de personas que buscaron ocupación sin encontrarla, y la tasa de desocupación juvenil fue preocupante en la región. A raíz de la pandemia, «la proporción de jóvenes desempleados o que no siguen ningún programa educativo o de formación (jóvenes “nini”) en 2020, el último año para el que se dispone de datos a escala mundial, aumentó hasta alcanzar el 23,3%, lo que representa un incremento de 1,5 puntos porcentuales con respecto al año anterior, proporción no alcanzada al menos desde hace 15 años».

La oferta de formación profesional salesiana es una respuesta a las diversas necesidades socio económicas que aquejan a miles de jóvenes en el mundo, en especial a aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad, pobreza y desempleo. La capacitación se enfoca no sólo en brindar un conocimiento técnico (ya sea en electricidad, carpintería, panadería, corte y confección, entre otros), sino en brindarles, también, herramientas para la vida laboral y de emprendimientos. Estos procesos de formación se constituyen de forma integral gracias al carisma propio que los salesianos impregnan en sus espacios educativos, buscando garantizar que cada joven pueda integrarse socialmente y poner en marcha sus capacidades para asegurarse un empleo digno. «Nuestra Obra se dedica a ofrecer cursos para que los jóvenes puedan salir al campo laboral, ya sea a empresas o en su propio emprendimiento (…) Todos saben cómo está la economía aquí en nuestro país, por eso, los jóvenes tienen bastantes ganas de llevar adelante sus propios emprendimientos, poder prestar sus servicios y ofrecer sus productos» comenta Omaira García, educadora de uno de los CFP que mantienen los salesianos en Venezuela. 

El informe Panorama Laboral de la OIT (2021) habla de la necesidad de «adaptar el contenido y alcance de la formación profesional para mejorar el ajuste entre la oferta y demanda de calificaciones, estar mejor preparados para las habilidades requeridas en el futuro y reducir los impactos disruptivos de la tecnología». Esto significa, para los Centros de Formación Profesional de América, una actualización constante, tanto en herramientas, como en contenido curricular. Además, implica la imperativa integración del desarrollo de habilidades para el emprendimiento, conocimientos en finanzas, marketing, administración, ventas, etc. 

En este sentido, la cooperación para el desarrollo juega un papel fundamental. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 17 promueve, a nivel mundial, llevar a cabo alianzas entre los diferentes actores del planeta (gobiernos, sector privado y sociedad civil) y «aumentar el apoyo internacional para realizar actividades de creación de capacidad eficaces y específicas». Para las obras sociales salesianas y los CFP de América, estos procesos de cooperación internacional hacen parte de un trabajo en sinergia que se desarrolla en función al mejoramiento de la calidad de vida de la niñez, adolescencia, juventud y familias en situaciones de vulnerabilidad.

Por ejemplo, la alianza establecida entre la Asociación Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (SECOT), la Red América Social Salesiana (RASS) y la Red de Centros de Formación Profesional de América (por intermediación de la ONGD Misiones Salesianas), permitió la realización de una serie de cursos enfocados al emprendimiento y creación de empresas. Doris Bandín, secretaria general de SECOT, comenta orgullosa la expansión de los programas formativos al continente americano: «Hemos realizado nuestra primera incursión en América Latina a través de Misiones Salesianas, muchos de cuyos profesores han asistido a nuestros cursos a modo de formación a formadores, de lo cual se beneficiarán sus alumnos de formación profesional, centros juveniles, casas de formación y universidades».

José Manuel Llanos, responsable de la Oficina de Intermediación Laboral (OIL) del Centro de Educación Alternativa Don Bosco El Prado (La Paz, Bolivia), fue una de las 58 personas que recibieron estos cursos y replicará los conocimientos adquiridos a los jóvenes de su centro. Él asegura que «el principal beneficio es para nuestros jóvenes (…) el tener estas herramientas para emprender o generar recursos permitirá que tengan una mejor calidad de vida, que puedan ser buenos cristianos y honrados ciudadanos».

Como RASS y Red de CFP América, consideramos importante dar continuidad a estos procesos articulados con organismos del tercer sector, ya que este tipo de alianzas benefician, tanto en la gestión del conocimiento, como en el desarrollo de capacidades para la vida, apuntando a que los jóvenes puedan tener un trabajo digno que les permita crecer, apoyar a sus familias y alcanzar mejores niveles de vida.

FUENTES:

Panorama Laboral, Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2021.

La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una oportunidad para América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, 2018.

Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2022: Invertir en la transformación de futuros para los jóvenes. Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2022.

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Transformar la sociedad desde dentro

¿Cómo ser fermento en la familia humana frente a las desigualdades sociales de América?

Y Jesús dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó» (Lc 13,20-21).

Para este 2023, Don Ángel Fernández, Rector Mayor de los salesianos, propone en su Aguinaldo (tanto a los miembros de la familia salesiana, como a cada niño, niña y joven destinatario de la misión) «ser fermento en la familia humana de hoy», lo que implica que cada uno de nosotros tiene un lugar y una tarea específica en la construcción del Reino de Dios; como aquella levadura que hace crecer la masa. En este sentido, ¿cómo podemos ser ese elemento transformador frente a las desigualdades sociales que vivimos en el continente?

«La familia humana tiene muchas necesidades (…) es una familia necesitada de justicia, de dignidad para con los últimos y los descartados, de verdad, de paz y de fraternidad, del cuidado de la casa común y, sobre todo, de Dios», explica Don Ángel. Actualmente, 201 millones de personas viven en situación de pobreza en Latinoamérica. Es decir, que no cuentan con ingresos para cubrir sus necesidades básicas. De ellas, la mayoría (45%) son menores de 18 años, indígenas (46%), afrodescendientes (30%) y de zonas rurales (44,1%), considerando que una persona puede compartir varias de estas categorizaciones porcentuales. Las estructuras económicas desiguales incrementan los niveles de pobreza y esto genera, a su vez, situaciones de vulnerabilidad para con los sectores más desfavorecidos (condicionados, además, por su género, etnia y área de residencia). Según la CEPAL, «los impactos sociales que ha traído aparejada la pandemia no ceden y la región no ha podido retomar la senda de crecimiento y de reducción de la pobreza y la desigualdad, en un escenario de incertidumbre, elevada inflación, creciente informalidad laboral y precaria recuperación de los empleos».

«El problema más evidente que yo puedo observar es la falta de recursos económicos, muchos jóvenes no pueden estudiar porque sus padres no tienen empleo, o caen en el alcoholismo y la drogadicción porque no tienen ninguna guía o apoyo» comenta Kevin, quien asegura que, antes de participar de la propuesta formativa del programa TESPA (Talleres Escuela San Patricio, de Ecuador), sólo buscaba la manera de sobrevivir, pero ahora sueña con tener su propio taller de mecánica. Como él, miles de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, que enfrentan diversas situaciones de vulnerabilidad, encuentran un camino para seguir sus sueños a través de las propuestas educativo – pastorales de las obras sociales salesianas en el mundo.

En nuestros programas y servicios, compartimos, día a día, la vida de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias que viven de cerca las desigualdades sociales de cada país y contexto local. Podemos escuchar sus preocupaciones y conocemos de cerca su realidad; sus dificultades, sueños y aquellas cosas que les dan esperanza. Y es, precisamente, en aquella cotidianidad, donde tenemos el llamado de construir el Reino de Dios. «El objetivo último de la misión de Don Bosco es, junto a la salvación de sus muchachos, la transformación de la sociedad». Entonces, nuestra misión no se trata únicamente de responder a necesidades específicas o a problemáticas sociales puntuales, sino de ser aquella semilla que genera cambios estructurales, de estar siempre en constante crecimiento, de encontrar nuestro lugar en la construcción del Reino de Dios. El Rector Mayor reflexiona que «el bien, así como el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanza de una vez y para siempre, sino que deben conquistarse cada día».

El rol de los seglares en la labor salesiana (reconociendo que la Iglesia está compuesta, en un 99% por personas laicas) es esencial para que la misión de Don Bosco siga en pie: «La iglesia necesita a los laicos y a la visión laical para hablar el lenguaje del mundo, de la humanidad (…) El laico es un cristiano que santifica el mundo desde dentro, que trabaja en la construcción del Reino Invisible de Dios». Son aquellos educadores y educadoras quienes, con su dedicación y cercanía, siembran a diario aquella semilla de esperanza en la niñez, adolescencia y juventud.

Este Aguinaldo, además, resalta el papel protagónico de los y las jóvenes en la misión, porque son testimonio vivo de este sueño de Don Bosco y, también, están llamados a transformar la realidad desde sus contextos. «A la luz de lo que más caracteriza nuestra pedagogía y nuestra espiritualidad, pretendemos ayudar, especialmente a los adolescentes y jóvenes, a descubrir que cada uno de ellos puede ser como la levadura de la que habla Jesús; como la buena levadura que ayuda a crecer y hacer más grande y sabroso el “pan” de la familia humana. Cada uno de ellos puede ser un verdadero protagonista y es, a su manera, “una misión en esta tierra”». Esta reflexión nos convoca a seguir trabajando en unidad, entendiendo que somos una comunidad donde cada persona tiene cualidades por descubrir, reconocer y valorar; y que esos dones puedan dar frutos «empeñados en crecer en la fe, en el amor verdadero, en la fraternidad y en servicio en favor de todos, especialmente los últimos, los más golpeados por la vida, los que menos oportunidades tienen».

FUENTES:

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2022 (LC/PUB.2022/15-P), Santiago, 2022.

AGUINALDO 2023. COMO FERMENTO EN LA FAMILIA HUMANA DE HOY. La dimensión laical de la Familia de Don Bosco.

Video: AGUINALDO 2023. ANS Media Español. https://www.youtube.com/watch?v=d2TMF5epfA0&t=925s

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¡Somos jóvenes agentes de cambio!

«Pienso que uno de los problemas más fuertes es la adicción a las drogas y al alcohol. También, creo que lo peor que le puede pasar a alguien es vivir en la calle», comenta Jefferson, quien conoce de primera mano lo que significa sufrir la carencia de un hogar. Cuando era niño, vendía pescado en una ciudad costera del Ecuador y, junto a su hermano, dormía en las calles. Actualmente, es parte del proceso de acogida y formación que brinda el Proyecto Salesiano en Ecuador. «Me siento bien aquí, porque estoy estudiando, soy parte del taller de sublimación y eso me gusta mucho, juego futbol con mis compañeros y, también, participo de los grupos organizados». Así como él, miles de adolescentes y jóvenes fortalecen sus procesos políticos, organizativos, culturales y sociales (dentro y fuera de sus contextos) en las más de 500 obras, programas y servicios sociales que ofrecen los salesianos en América.

Las complejas realidades sociales de la región, como el hambre, la pobreza, las crisis políticas y económicas, la corrupción, la trata de personas, la delincuencia, las drogas, la contaminación ambiental y la violencia, no son ajenas para la juventud; especialmente, para quienes han vivido situaciones de vulnerabilidad social. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, «en América Latina y el Caribe, habitan más de 165 millones de adolescentes y jóvenes, lo que representa a 1 de cada 4 personas. El 20% de las y los jóvenes temen por su situación educacional ligado a un aumento en la desvinculación educativa a raíz de la pandemia, retrasando sus posibilidades de desarrollo, y 1 de cada 3 adolescentes y jóvenes de la región enfrentan escasez de alimentos, lo que se acentúa aún más en jóvenes indígenas y jóvenes con discapacidad». A partir del 2020, alrededor de 3,5 millones de estudiantes han quedado fuera del sistema educativo y el desempleo juvenil, en el tercer trimestre del 2021, ha alcanzado una tasa del 21,4 %, uno de los niveles más altos desde que se tiene registro (OIT, 2021).

Es común que, cuando hablamos de cambio o desarrollo social, los únicos responsables que se nos vienen a la mente son las entidades de gobierno o las organizaciones internacionales. Sin embargo, también es necesaria la implicación de la sociedad civil y de sus diversos actores, especialmente, de la juventud. Según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, la juventud puede ser una fuerza poderosa para el cambio y liderar a sus pares y comunidades para abordar los problemas sociales. Por su parte, la comunidad digital de UNICEF, “La Juventud Opina” afirma que, en esta última década, los y las jóvenes han demostrado la importancia de sus opiniones y la necesidad de incluirlas en los procesos de toma de decisiones, es por ello que 200.000 de ellos se unieron a las consultas para preparar el Plan Estratégico de UNICEF 2022-2025, ya que, «para construir un mundo mejor para los jóvenes,  se debe comenzar por escuchar a los jóvenes».

La construcción de sociedades pacíficas, justas y de participación inclusiva es una tarea que se realiza en conjunto. La UNESCO y Fundación SM, en su informe “Reimaginar Juntos Nuestros Futuros”, afirman que «en la última década, se ha producido un florecimiento de la participación ciudadana y del activismo (…) que desafía la discriminación y la injusticia en todo el mundo». La movilización y el activismo de la juventud están cada vez más presentes en muchos ámbitos, como movimientos ecológicos o grupos defensores de los derechos humanos básicos, evidenciando sus capacidades de resiliencia y de hacer entrever nuevos panoramas sociales.

Como obras sociales salesianas, tenemos la misión de impulsar, a las y los jóvenes líderes, a posicionarse en la sociedad con acciones creativas, optimismo e ímpetu para sumar y multiplicar acciones con impacto positivo y transformar realidades, inspirando a personas del entorno donde se encuentran: familia, círculo de amigos y amigas, trabajo, escuela, etc. Partiendo de la reflexión y el análisis, nos urge actuar frente a las desigualdades sociales e implicarnos para lograr cambios, pero, sobre todo,  fomentar en la juventud la actitud propositiva de ser “agentes de cambio” en su propia vida y en la sociedad de la que son parte, empezando con pasos concretos, como la construcción de un proyecto de vida: “en diez años me veo como un profesional en Ingeniería Electrónica, desarrollando un producto innovador que tenga impacto positivo en la sociedad. Además, me veo como un bienhechor de la Casa Don Bosco”, reflexiona Roberto, de 17 años, quien vive desde hace siete años en la Casa de Acogida Don Bosco en Arequipa, Perú.

Fuentes:

Panorama Laboral 2021, Organización Internacional del Trabajo, 2022.

Principales datos y estadísticas sobre juventud en ALC 2021- 2022, Fondo de Población de las Naciones Unidas, 2020.

Reimaginar juntos nuestros futuros, UNESCO y Fundación SM, 2022.

La Juventud Opina, UNICEF, 2022.

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Juventud, arte y transformación social

Celebramos el Festival Artístico de las Obras Sociales Salesianas – RASS 2022

Los días 30 y 31 de agosto de 2022, de manera virtual, desarrollamos el FESTIVAL ARTÍSTICO DE LAS OBRAS SOCIALES SALESIANAS: “Juventud, arte y transformación social”, en conmemoración por el Día Internacional de la Juventud (12 de agosto) y el natalicio de nuestro padre, Don Bosco (16 de agosto).

En el evento participaron 27 obras artísticas procedentes de 14 inspectorías salesianas de América, en las que se reflejó el talento de la juventud en las categorías de teatro, danza, canto, música, poesía y circo social. El objetivo del festival se centró en destacar el rol de la juventud como agente de cambio, en su propia vida y en la sociedad, a través del reconocimiento de los talentos de las y los jóvenes que participan en las obras sociales de América, visibilizando su realidad y su potencial.

También, participaron en el festival, como comentaristas, salesianos de diferentes países que conocen muy bien el trabajo de las obras sociales y que se desempeñan como inspectores, delegados de la pastoral juvenil, vicario, y miembros de organizaciones salesianas: P. Juan Linares (ONGD Jóvenes y Desarrollo), P. Marcelo Farfán (ECU), P. Gabriel Romero (CAM), P. Manolo Cayo (PER), P. Jorge Bastidas (VEN), P. Francisco Lezama (URU), P. Francisco Miranda (PAR), P. Francisco Sánchez (ECU), P. René Santos (CAM). Además, el regional del Cono Sur P. Gabriel Romero, y el P. Hugo Orozco, Regional para Interamérica, fueron los encargados de iniciar el evento cada día.

Uno de los objetivos que tenemos como Red América Social Salesiana (RASS) es visibilizar el gran trabajo que realizan las obras sociales para transformar la vida de la niñez, adolescencia y juventud en situación de vulnerabilidad y, en esta ocasión, mediante el arte, buscamos abordar temas como:

  • La capacidad de resiliencia 💪
  • La lucha por los sueños ✨
  • La exigibilidad de derechos 🙋‍♀️🙋‍♂️
  • La reducción de las desigualdades ⚖

Durante los dos días del festival, a ritmo de champeta colombiana, cumbias de diversos países, danzas andinas, bailes urbanos, canciones dedicadas a Don Bosco y presentaciones de circo, títeres, teatro, poesía y percusión, cada joven artista compartió un trozo de su vida y de sus sueños. A través del arte, tocaron corazones y crearon conciencia acerca de las problemáticas sociales que afronta la juventud y de lo mucho que tenemos que trabajar como salesianos para transformar nuestra América.

Las inspectorías salesianas que participaron en el festival fueron: Colombia – Medellín, Venezuela, Perú, Colombia – Bogotá, Haití, Centroamérica, Bolivia, Argentina Norte, Uruguay, Paraguay, Chile, México – México, Ecuador y Argentina Sur. Indudablemente, hay mucho potencial artístico y transformador en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de las obras sociales de América, que se fomenta gracias a la dedicación, amor y paciencia de personas educadoras, laicas, consagradas, que lo hacen posible. Como RASS, tenemos el gran desafío de multiplicar los Valdocco para la juventud de hoy, que seamos una red donde nos relacionamos, formamos, comunicamos y sentimos una familia inclusiva, transformadora y que genera oportunidades para un desarrollo integral.

Las 27 puestas en escena individuales y la transmisión en vivo del festival, de ambos días, están disponibles en nuestro canal de YouTube, dando clic aquí.

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Salesianos presentes en el foro político de alto nivel de las Naciones Unidas

El Foro Político de Alto Nivel, también denominado HLPF (por sus siglas en inglés), se llevó a cabo del 5 al 15 de julio, en Nueva York. El tema de este año fue «Reconstruir mejor a partir de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) mientras se avanza en la implementación total de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible»; en el que se realizó una revisión profunda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Educación de Calidad (ODS4), Igualdad de Género (ODS5), Vida Submarina (ODS14), Ecosistemas Terrestres (ODS15) y Alianzas para lograr los objetivos (ODS17).

Como parte del HLPF, los salesianos fuimos organizadores del evento “Invertir en el Objetivo del Desarrollo Sostenible 4.7: Fortalecer el poder transformador de la educación”, en él participaron personas de varias instituciones y desde diferentes partes del mundo.
Este foro abordó la necesidad crítica de una educación holística centrada en la meta 7 del ODS 4, de la mano de panelistas expertos y los comentarios de apertura del P. Miguel Ángel García, sdb.

Mira el evento siguiendo al siguiente link

Durante el congreso, se resaltó la importancia de potenciar el encuentro, fortalecer el diálogo político y la cooperación internacional y regional para un desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente. Específicamente, para América Latina, se remarcó que es imprescindible impulsar la paz, tratar las grandes asimetrías y comprometernos, tanto los organismos gubernamentales como la sociedad civil, con la implementación efectiva de la agenda 2030.
Para alcanzar el ODS 4, Educación de Calidad, se habló de la importancia de empoderar a la juventud para defender la transparencia, la integridad y la lucha contra la corrupción como punto central. También, se hizo un llamado a promover, desde la investigación, soluciones sostenibles para el bienestar del planeta y de todos sus habitantes.

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Seminario estrategias psicoemocionales para motivar el aprendizaje en obras sociales

Como Red América Social Salesiana (RASS) organizamos el Seminario «Estrategias psicoemocionales para motivar el aprendizaje en obras sociales» que se llevó a cabo los días 16 y 17 de junio. Se realizaron dos conferencias magistrales con expertos, para brindar herramientas a educadores y educadoras de las obras sociales salesianas de América para su trabajo diario con la niñez, adolescencia y juventud en situaciones de maltrato, violencia o vulnerabilidad.

Conferencia: Implicaciones emocionales, cerebrales y mentales de la niñez traumatizada y problemas educativos post – COVID-19: una reflexión desde la neurociencia

Durante su intervención, el Dr. Roberto Ravera explicó que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que han vivido situaciones de trauma, maltrato y/o violencia padecen de «cinismo emocional», es decir, que no dejan que el amor, la confianza o las buenas relaciones con los demás se desarrollen a través de sus emociones. Por ello, es importante prestar atención a la manera en que las personas expresan sus emociones para que, mediante nuestras acciones, se fortalezca la capacidad de generar empatía y confianza.
Para dar respuesta, se deben ofrecer experiencias educativas de sanación, brindar círculos de protección donde sientan confianza, seguridad y, sobre todo, sientan amor y valoración como seres humanos.

Conferencia: La motivación de quien educa como ambiente de aprendizaje significativo

El Dr. Alejandro Rodríguez, sdb, explicó que una persona adulta interesada en el crecimiento de la niñez y adolescencia es clave para los procesos de aprendizaje; si hay interés, el impacto puede cambiar en 30-40 % la perspectiva de vida de una niña, niño, adolescente o joven participante de las obras sociales.
En ese sentido, se debe buscar que los educadores y educadoras tengan una constante motivación en su trabajo y, para ello, hay que tener en cuenta elementos como la especificidad del individuo (sus intereses personales), el contexto donde se desarrolla, la temporalidad, y los elementos idiosincrásicos (cultura, creencias, valores y experiencias); además de garantizar un salario emocional que incluye un ambiente de familia, una cultura no tóxica organizacional y oportunidades de crecer personal y profesionalmente.

Mira el seminario completo pulsando aquí.

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Encuentros Fraternos y organizativos

Desde el 1 al 6 de mayo, el equipo directivo visitó la Sede de la Red en Quito, Ecuador, con el fin de analizar conjuntamente aspectos basados en la estructura y el camino recorrido de la RASS, que permitirán una mejor gestión y organicidad de la Red América Social Salesiana (RASS).

Durante este encuentro también participaron, con sus diversos y valiosos aportes:

  • P. Miguel Ángel García, consejero para el Sector de la Pastoral Juvenil.
  • P. Rafael Bejarano, referente del Sector de la Pastoral Juvenil para las Obras Sociales.
  • P. Hugo Orozco, regional para Interamérica.
  • P. Gabriel Romero, regional para el Cono Sur.
  • P. Francisco Sánchez, inspector de Ecuador.
  • P. Juan Linares, presidente de la ONGD salesiana Jóvenes y desarrollo.
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