¡Siguiendo la huella de Don Bosco!

Damos respuesta a la propuesta programática de nuestro Rector Mayor

Como Red América Social Salesiana, hemos caminado estos dos últimos años teniendo como faro al Sistema Preventivo de Don Bosco y manteniendo nuestra identidad salesiana en cada una de las acciones que hemos llevado a cabo. El llamado al que nos convoca el Rector Mayor a través de los ocho puntos de su propuesta programática nos ha planteado horizontes claros en cada una de las actividades que realizamos y, para dar respuesta, estamos trabajando en acciones puntuales para seguir este camino que es identitario y carismático para nuestro presente.

SALESIANO DE DON BOSCO PARA SIEMPRE

Tenemos la seguridad de que nuestro carisma salesiano es lo que nos caracteriza en la atención prioritaria a nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Es por ello que buscamos siempre fortalecer esta identidad en los ejes de acción de nuestro trabajo operativo: articulación, formación y comunicación. Se ha mantenido un programa de formación continua junto a las Instituciones Salesianas de Educación Superior (IUS), logrando articular a la academia con lo social y el sistema preventivo. A través de nuestros productos comunicacionales, reflejamos el espíritu de Don Bosco que vive en nuestras obras y deja un impacto en la vida de quienes atendemos.

DA MIHI ANIMAS COETERA TOLLE

Realizamos encuentros virtuales con miembros de la Pastoral Juvenil, donde reforzamos la tarea de llevar el evangelio como bandera de nuestra intervención social. Comprendemos a la evangelización como una misión que parte del testimonio y, en función a ello, realizamos conversatorios y mesas de diálogo donde educadores, educadoras, voluntarios, exalumnos y salesianos comparten sus experiencias, vivencias, proyectos y sueños. Vemos el rostro de un Cristo vivo en la realidad de nuestras obras.

SACRAMENTO SALESIANO DE LA PRESENCIA

Cuando pensamos en nuestra planificación operativa anual, tomamos en cuenta las necesidades locales de quienes están presencialmente, día a día, con quienes son el objeto de nuestra misión. Las actividades que realizamos como Red (programa de formación, grupo de pensamiento, productos comunicacionales, etc.) apuntan a un reconocimiento de la realidad, a la sensibilización, formación e incidencia política. Pero, más allá de ello, nos impulsan a involucrarnos en la realidad que viven las niñas, niños, adolescentes y familias en situación de vulnerabilidad.

Buscamos que nuestra presencia salesiana implique un empoderamiento en nuestra población destinataria, que puedan convertirse en protagonistas de su cambio y lleguen a ser líderes en sus propios contextos. 

SALESIANOS PASTORES HOY

Ser «salesianos pastores hoy» implica una constante actualización de conocimientos y apostar por procesos de capacitación. Una de nuestras líneas estratégicas facilita a nuestros educadores y educadoras el acceso a herramientas que les permiten potenciar su liderazgo y el trabajo que realizan directamente con la niñez, adolescencia, juventud y las familias que atendemos en territorio. Gracias al Programa de Formación Continua que hemos implementado en alianza con las IUS, desarrollamos cuatro módulos formativos con las temáticas: «Liderazgo salesiano para una transformación social», «Educación e inclusión desde los derechos humanos», «Incidencia en políticas públicas de la infancia, adolescencia y juventud» y «Gestión participativa y proyección institucional».

PRIORIDAD ABSOLUTA POR LOS JÓVENES POBRES, ABANDONADOS E INDEFENSOS

Nuestro objetivo es mejorar la calidad de la respuesta salesiana en las obras y servicios sociales que atienden a la niñez, adolescencia y juventud en situación de vulnerabilidad. Este punto, en especial, nos invita a convertir nuestros sueños como RASS en una realidad palpable: buscamos que en las inspectorías se priorice el sector social, además de visibilizar y posicionar el trabajo social que realizamos los salesianos dentro de la iglesia, e implicarnos con instituciones de la sociedad civil para unificar esfuerzos en la reducción de las desigualdades.

Uno de los módulos formativos aborda específicamente la planificación y la gestión de proyectos de desarrollo para que, a través de la consecución de recursos económicos, se pueda mejorar la respuesta salesiana en las obras sociales.

También mantenemos encuentros entre los referentes de las obras sociales, delegados de la pastoral juvenil, las oficinas de planificación y desarrollo, y las ONGDs Salesianas con el fin de compartir información importante, visibilizar la desigualdad de América, y unirnos con el único objetivo de poner las obras sociales en el centro de nuestro quehacer.

Además, trabajamos en alianza con el representante de los Salesianos en la ONU, la Red CLAMOR, el CELAM, y tenemos la intención de seguir creando lazos con los diversos actores locales e internacionales que nos lleven a impulsar cambios estructurales por el bien de la niñez, adolescencia, juventud y familias en situación de vulnerabilidad.

JUNTO A LOS LAICOS

Las personas laicas son una pieza fundamental en este rompecabezas; el valor que aportan a la misión de la obra salesiana es inmensurable. Como Red, hemos creado un ambiente en donde la corresponsabilidad se hace evidente en todas las instancias, y esto se evidencia en la participación activa de salesianos consagrados y laicos. Fomentar este trabajo en conjunto nos ha permitido formar una comunidad comprometida, que comparte experiencias y aprende en conjunto.

GENEROSIDAD EN LA CONGREGACIÓN

Buscando aportar a la construcción de una congregación universal y misionera, hemos puesto nuestros esfuerzos en sensibilizar (a través de campañas comunicacionales, infografías y testimonios) temas como: migración, igualdad y derechos humanos. También destacamos la labor que se realiza desde cada una de obras sociales salesianas que se centran en dignificar a la persona en cada uno de los servicios que se ofrecen. Asimismo, somos miembros activos de la Red CLAMOR, que es la red de obras de la iglesia católica que atienden a víctimas de trata, migrantes y refugiados, contribuimos en su planificación y en la campaña de comunicación de «la vida no es una mercancía, se trata de personas».

HACIA UN FUTURO SOSTENIBLE

Entendemos que un acompañamiento cercano a la niñez, adolescencia y juventud que busque brindarle más oportunidades de vida y el desarrollo de sus capacidades, debe tener en cuenta la cultura, el medio ambiente y la economía. Por ello, desde las formaciones, motivamos el fortalecimiento de las identidades locales y una proyección institucional que permita la obtención de recursos económicos que tenga en cuenta los objetivos de desarrollo sostenible en cada obra social.

El alinearnos a la Propuesta Programática del Rector Mayor afianza nuestro carisma y nos recuerda que debemos buscar, como Don Bosco en su tiempo, caminos diferentes que permitan cambiar las situaciones de pobreza, desigualdad e injusticia social. Lo que caracteriza a las obras que son parte de nuestra Red es el trabajo en favor de la niñez, adolescencia y juventud en situación de vulnerabilidad que empieza a través de la mirada; observamos la realidad y buscamos dar respuestas concretas a problemas concretos.

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Construimos en unidad nuestra planificación operativa 2022

Como Red, estamos evaluando nuestro recorrido y planificando el trabajo en unidad para este año 2022. Nos hemos organizado en 3 comisiones según las líneas del plan operativo: articulación, formación y comunicación, de las cuales, todas las 18 inspectorías que son parte de la red están participando.

La dinámica propuesta se basó en analizar, en un primer momento, las actividades que hemos llevado a cabo durante el 2021. Posteriormente, hicimos un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) enfocado en el trabajo del sector social y, por último, a modo de lluvia de ideas, se propusieron las actividades prioritarias para llevarse a cabo en la RASS durante el 2022.

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¡Queremos una vida digna!

#ErradiquemosLaPobreza

En la actualidad, alrededor del 33% de la población en América vive con menos de 2 dólares al día y el desempleo ha aumentado al 10,7% de la población económicamente activa, disminuyendo la participación laboral principalmente de mujeres, trabajadores informales, jóvenes y migrantes. Además, las brechas de pobreza persisten en áreas rurales, pueblos indígenas, afrodescendientes y la niñez. Esta desigualdad social afecta drásticamente al acceso a oportunidades y el ejercicio de los derechos de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

La pobreza es una condición multidimensional que imposibilita el desarrollo humano integral y sostenible, generando exclusión social. Según el Informe de Índice de Pobreza Multidimensional Global (2021), millones de personas sufren privaciones tales como la falta de escolarización, dificultad para acceder al agua potable, subalimentación, carencia de electricidad, exposición a combustibles sólidos para cocinar, saneamiento no adecuado, sin vivienda, etc. A nivel mundial, alrededor de la mitad de personas que viven en condiciones de pobreza tienen menos de 18 años, esto quiere decir que 1 de cada 3 niños y niñas en el mundo vive en condiciones de precariedad en salud, educación y nivel de vida.

En Latinoamérica, la pandemia de la COVID – 19 ha agravado este fenómeno debido al hacinamiento, la densidad poblacional, la falta de acceso a servicios básicos, el cierre de escuelas, la desigualdad en las condiciones de la educación en línea, el desempleo y la desprotección social. Estos factores de riesgo han aumentado los niveles de pobreza al punto de considerarse que, como región, hemos retrocedido 12 años en pobreza y 20 años en pobreza extrema.

La respuesta salesiana

Como Salesianos, damos respuesta a las situaciones de vulnerabilidad generadas por la pobreza en 134 países alrededor del mundo. El P. Hugo Orozco, sdb y Regional para Interamérica, comenta que «la pobreza no es una realidad que existe por sí misma (…) nos corresponde no sólo sufrirla como si no pudiéramos hacer nada, sino identificarla y encontrar caminos diferentes que permitan cambiarla». En este sentido, y desde las obras, programas y servicios salesianos de los 22 países de América que son parte de la Red América Social Salesiana, brindamos atención preventiva y de contención a la niñez, adolescencia, juventud y sus familias, con el fin de contribuir su desarrollo integral, tal y como lo hizo Don Bosco en su tiempo. Entre los servicios que se ofertan encontramos:

  • Acogida institucional
  • Asesoría legal
  • Atención psicosocial
  • Acompañamiento familiar, espiritual
  • Reinserción y refuerzo escolar
  • Servicio médico
  • Capacitaciones e inserción laboral
  • Actividades deportivas, recreativas y culturales
  • Revalidación de estudios a personas adultas
  • Espacios lúdicos
  • Desarrollo de habilidades sociales

¡Manos a la obra!

Para contribuir a la erradicación de la pobreza es necesario que, como naciones, caminemos hacia un Estado que promueva y garantice sistemas de protección social universales, integrales y sostenibles. Se deben articular medidas sanitarias, sociales y económicas que permitan cerrar las brechas estructurales de pobreza y, en este mundo digitalizado, buscar la universalización de las tecnologías y el acceso a internet.

A nivel personal, tenemos el llamado a abrir nuestro corazón y nuestros ojos ante las condiciones que marginan y vulneran los derechos de las personas. Busquemos tener una mirada más crítica frente a esta realidad y, desde nuestros contextos, vivir de forma concreta el evangelio a través de la defensa de la dignidad humana y la denuncia continua de estas situaciones de desigualdad.

Mira la reflexión completa del P. Hugo Orozco, sdb, dale clic aquí.

FUENTES:

Panorama social América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021)

Índice de pobreza multidimensional global 2021 (PNUD & OPHI, 2021)

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Hacia un “nosotros” cada vez más grande

Los salesianos y la migración en América

#SomosMigrantes

 “Me da miedo que nos saquen de aquí, porque estamos sin papeles(…) Me asusta que la situación en mi país no se arregle, que no podamos volver con nuestras familias, (…)”  comenta Brangely, migrante venezolana que reside en Colombia. Ella, como otros cientos de miles de migrantes, ha salido de su país natal en busca de mejores oportunidades, poniendo en riesgo su vida y la de su familia, dejándolo todo atrás.

La violencia, la inseguridad, la pobreza y la reunificación familiar son los principales impulsores de la migración en nuestro continente. Del total de la población mundial, el 3.6 % (280,6 millones) son migrantes internacionales. Según el Portal de Datos Mundiales sobre la Migración y la Organización Internacional para las Migraciones, el flujo de migrantes en América, en el 2020, suma 73,5 millones de inmigrantes y 47,2 millones de emigrantes, además, del total de la población migrante a nivel mundial, el 14.6% son niños y niñas el 11,3% son jóvenes. Solo en febrero de 2021, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos transfirió más de 7.000 niñas y niños migrantes al Departamento de Salud.

Más allá de las cifras, quienes migran viven verdaderas “odiseas” durante su traslado, y se enfrentan a más dificultades una vez que llegan a los países de destino. Estas necesidades son diversas, y entre ellas están el desempleo, el difícil acceso a la salud pública, a la educación, a una alimentación básica o al internet. La mayor parte de esta población vive del comercio informal o de la mendicidad, además de estar expuestos a malos tratos, a la trata de personas y a la explotación, especialmente si viajan solos y por vías de migración irregular.

Los salesianos y la migración

Frente a esta realidad, los salesianos han dado una respuesta con programas para la atención de niñas, niños, adolescente, jóvenes y familias migrantes, especialmente en 7 inspectorías que forman parte de la Red América Social Salesiana, atendiendo a 3310 personas migrantes al día, aproximadamente.

Resaltamos una parte de la atención que se brinda en estas inspectorías:

  • México – Guadalajara: se atienden entre 800 y 1000 personas diariamente con alimentación, salud, refugio y asistencia legal.
  • Centroamérica: se brinda alimentación, acogida y asesoramiento legal a 1500 personas diariamente, además de trabajar con 40 refugiados a cargo.
  • Perú: se cuenta con una casa de acogida y programas de capacitación para 60 jóvenes venezolanos.
  • Ecuador: durante la pandemia se abrieron comedores que atienden diariamente a 80 familias venezolanas en situación de calle.
  • Colombia – Bogotá: se cuenta con programas de atención integral a más de 700 miembros de familias migrantes.
  • Estados Unidos Oeste: el programa (donde más del 60% de los 2000 jóvenes que participan al año son migrantes) se enfoca en actividades de apoyo escolar y buen uso del tiempo libre.
  • Chile: se trabaja para reestablecer los derechos vulnerados a 30 familias migrantes, especialmente mujeres con hijos e hijas a su cargo.

“Hacia un nosotros cada vez más grande”

Este año, el tema que el Papa Francisco propone para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado (JMMR) es: “Hacia un nosotros cada vez más grande”, y nos llama a trabajar en defensa de los derechos de quienes migran: “A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia”. El trabajo pastoral que tenemos que hacer como obras salesianas, y que conjugan las acciones de un trabajo en conjunto con gobiernos, instituciones internacionales y ONGD´s, se resume en 4 verbos clave: acoger, proteger, promover e integrar.

Debemos responsabilizarnos e involucrarnos con la situación actual de las personas migrantes y refugiadas, recordando que la movilidad humana es un derecho, y que, como Iglesia, tenemos que responder ante este drama y realidad mundial.

#SomosMigrantes

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No al trabajo infantil

#NoAlTrabajoInfantil

En América, 8.3 millones de niñas, niños y adolescentes, de entre 5 y 17 años, se encuentran en situación de trabajo infantil. De este total, el 69 % (5.7 millones) realiza trabajos peligrosos que atentan a su seguridad y, por lo tanto, a su dignidad. Hablar de este fenómeno, implica comprender que aquellas actividades laborales privan a la infancia de su potencial y son perjudiciales para su desarrollo físico y psicológico.  

El principal sector productivo donde se evidencia a niñas y niños trabajando es la agricultura (más de la mitad de la niñez trabajadora), siendo este uno de los entornos más peligrosos debido a la exposición de elementos externos y sustancias químicas tóxicas. También se encuentran realizando actividades como: minería, pesca, comercio informal, atención en hotelería y transporte, ventas ambulantes, servicios domésticos y trabajo en calle (limpia parabrisas, lustra botas, cuidado de autos, etc.). De quienes realizan trabajos domésticos, el 67% son niñas y, en la mayoría de casos, bajo situaciones peligrosas. Además, la infancia de los sectores rurales empieza a trabajar entre los 5 y 7 años.

Las circunstancias que provocan el trabajo infantil son diversas: la pobreza, las normas sociales que lo toleran, la falta de oportunidades de trabajo decente para los adultos, la migración y las emergencias sociales y sanitarias (como la pandemia de la COVID-19). En países como Haití, por ejemplo, los niveles de pobreza extrema obligan a la niñez a realizar cualquier tipo de trabajo para poder sobrevivir. Sin embargo, la problemática no termina allí.

El trabajo infantil es la puerta a condiciones mucho más peligrosas; 9 de cada 10 niñas y niños se exponen a situaciones de maltrato, separación de sus familias, enfermedades, abandono, tráfico de personas y prostitución.  

Otro de los daños colaterales del trabajo infantil es que, las niñas y niños que trabajan, tienen más probabilidad de sufrir fracaso escolar debido a los altos niveles de cansancio, la falta de asistencia regular a los centros educativos y la dificultad en el manejo del tiempo para cumplir con las tareas.

Las obras sociales salesianas y el trabajo infantil

Frente a esta realidad, los salesianos, a través de las obras sociales, atendemos a diariamente a más de 7950 niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil, de manera preventiva y de contención, principalmente en aquellos países donde aún se presentan preocupantes porcentajes de trabajo infantil. En México, Haití, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia, contamos con programas de acogimiento, atención al rezago escolar, actividades de buen uso del tiempo libre, acompañamiento psicológico, y reinserción social para las niñas, niños y adolescentes que trabajan o están en riesgo de estarlo; con la finalidad de restituir, exigir y garantizar sus derechos, además de brindarles oportunidades de una vida digna.

¡Podemos erradicar el trabajo infantil!

La Organización de las Naciones Unidas, ha declarado, el 2021 el año para la eliminación del trabajo infantil, y existen una serie de acciones que podemos realizar en conjunto, como sociedad, obras sociales e instituciones gubernamentales, para reducir los índices de niñez trabajadora, entre las que destacamos:

  • Garantizar una educación inclusiva, equitativa, de calidad y gratuita.
  • Monitorear proactivamente los sectores con alto riesgo de presencia de niñas y niños trabajando
  • Asegurar la restitución de sus derechos y una adecuada reinserción social.
  • Con una mayor eficacia en las políticas públicas, con planes de acción enfocados en la prevención.
  • Ofrecer un empleo de calidad a los adultos responsables del cuidado y protección de las niñas y niños.

Es responsabilidad de toda la comunidad ciudadana y eclesial que la infancia y juventud goce de una vida digna y justa. Don Bosco inició con este propósito hace más de 200 años, y es él quien nos exhorta a continuar con su legado, para que, en un futuro, podamos tener una América sin trabajo infantil.

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Educando al estilo de Don Bosco y “a pie de calle”

Testimonio de Susana Jaya, educadora del Programa Acción Guambras del Proyecto Salesiano Ecuador, Zona Norte.

A mí me encanta mi trabajo, porque me da días diferentes, la oportunidad de involucrarme con las familias y aportar un “granito de arena” a sus vidas. -Susana Jaya, educadora.

Alrededor de todo el continente americano, los salesianos atienden a niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, siendo la problemática del trabajo infantil una de las realidades a las que dan respuesta. En Ecuador, la Fundación Proyecto Salesiano brinda diversos servicios y procesos formativos a la niñez y adolescencia que trabaja en calle y, en función a ello, los educadores y educadoras son el eje principal del abordaje en calle, acompañamiento familiar y socio educativo, refuerzo escolar y reinserción social.

Susana Jaya ha trabajado como educadora de calle por alrededor de 14 años en el sector de La Marín (zona comercial de la ciudad de Quito, Ecuador, donde se presentan altos niveles de trabajo infantil) y, a través de esta entrevista, nos comparte un poco de su experiencia.

RASS: ¿Cómo es tu día a día?

Susana: Normalmente, todo empieza cuando llego al centro de referencia y abrimos los espacios para brindar el refuerzo escolar. En esta época de pandemia hemos dado conectividad, nos ocupamos de sus tareas, los conectamos a sus clases virtuales, tenemos comunicación con sus docentes (ellos nos dicen las necesidades educativas que presentan). Por la tarde salimos a visitar a las chicas y chicos en sus lugares de trabajo, es decir, en la calle. Vemos cuáles son sus necesidades y las asistimos, conversamos con sus familias y muchas veces llegamos a acuerdos por diversas situaciones que se presentan. Para nosotros ha sido un arduo trabajo enfrentar esta realidad porque nos ha tocado ser madre, padre y docente. Estamos en los grupos de WhatsApp de los colegios de cada uno de los chicos, pendientes de sus clases en línea, de enviar sus tareas, de asistir a reuniones (a veces incluso en fines de semana); porque las familias no tienen internet o no entienden como funcionan las plataformas digitales, entonces no pueden involucrarse. Para nosotros, garantizar el derecho a la educación es lo más importante, y gracias a este esfuerzo hemos evitado la deserción escolar de muchos de nuestros niños, niñas y adolescentes. 

RASS: ¿Cuáles son las situaciones que empujan al los chicos y chicas a trabajar, y qué actividades realizan?

Susana: En definitiva, la situación económica. Son familias que viven del día a día, lo que sacan es para la comida, el pago de servicios básicos y para comprar la mercadería que van a vender al día siguiente. Tienen que hacer un capital diario para todos esos gastos y no tienen entradas fijas de dinero. Las chicas y chicos que yo atiendo venden en las calles, troles y ecovías: fruta de temporada, accesorios de celulares, caramelos y, por la pandemia, mascarillas y botellas de alcohol. Cabe recalcar que en la mañana los niños, niñas y adolescentes van a clases y en las tardes ayudan a sus padres porque, como manifiestan y se nota, ellos tienen más posibilidades de vender. Por ejemplo, las mamás están enfundando los productos mientras los chicos venden, porque ellos generan más ingresos.

RASS:  Como educadora, ¿cómo te impacta esta realidad?

Susana: Es una realidad muy cruel, yo veo cómo los chicos son maltratados en diversas formas, tanto por las mismas familias como por las personas que les compran, o cómo los mismos riesgos de estar en la calle los exponen a situaciones muy peligrosas. Es muy duro ver que ellos tienen que hacer esta actividad, no porque les guste, sino porque les toca.

RASS: ¿Cómo influye tu trabajo y los servicios que ofrece el Proyecto Salesiano en la vida de la niñez y juventud a la que atienden?

Susana: Uno de nuestros objetivos es quitarles horas de trabajo a través de las diversas actividades y servicios que se ofrecen. Desde el refuerzo escolar hasta los grupos organizados o los talleres de ciudadanía, buscamos la restitución de sus derechos, encaminándoles siempre a la educación, que es lo que les va a dar una alternativa, una nueva forma de pensar y un cambio en su realidad. Todo esto influye en su vida porque vienen a estudiar, se divierten en los espacios recreativos y tienen un espacio para disfrutar de su niñez.

RASS: ¿Qué te aporta, a nivel personal, este trabajo?

Susana: A mí me encanta mi trabajo, porque me da días diferentes, la oportunidad de involucrarme con las familias y aportar un “granito de arena” a sus vidas. Me da mucha alegría al ver cómo muchas niñas, niños y adolescentes aprovechan al máximo las oportunidades que se les brinda, la gran mayoría crece y va cambiando, adquiriendo nuevas actitudes, pensamientos y formas de vida, y me da satisfacción aportar algo en ese cambio. Para mí, el éxito es que sigan los procesos y encuentren sus propio camino y oportunidades de una vida nueva.

RASS: ¿Cómo vives el carisma salesiano?

Susana: Creo que la familiaridad y la cercanía son muy importantes, el escucharlos y compartir con ellos es vital. Ponerse, como yo digo, un poquito en sus zapatos y entender su realidad, estar en sintonía con lo que viven. También, el disciplinarles con amor y enseñarles con paciencia, eso hace que yo me acerque a ellos, y ellos a mí, porque notan y sienten que son importantes para nosotros.

RASS: ¿Qué frase te inspira?

Susana: La educación es cuestión del corazón.

RASS: ¿En alguna ocasión has querido “botar la toalla”?

Susana: Honestamente, ha habido algunas ocasiones. Los niños, niñas y adolescentes que atendemos no tienen figuras de autoridad y han vivido situaciones muy fuertes para su edad, entonces a veces es muy difícil trabajar con quienes se mantienen en negativas o diciendo «yo no puedo» y lo reflejan a través de su comportamiento con mucha agresividad. Por dentro me dan muchas ganas de gritar o llorar, me cuestiono y digo para mí misma: ¿qué hago aquí? Pero luego pienso en quienes han logrado sus objetivos y recuerdo que sí es posible, entonces, me levanto al siguiente día pensando en nuevas estrategias, en qué técnica me puede servir, pongo mi mejor sonrisa y sigo adelante.

RASS: ¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando su camino como educador o educadora en obra social salesiana?Susana: Que no se desmotive, que hay momentos en los que uno se siente mal al ver todas estas realidades que, por más que uno intente, no hay cambios estructurales como sociedad, pero como agentes de cambio podemos brindarles oportunidades de vida esta niñez y adolescencia en situación de trabajo infantil. Yo les motivo a que vivan esta experiencia donde uno siente que cambia vidas y eso llena el corazón.

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Red América Social Salesiana

22 países, 18 inspectorías, una misión ¡con sede operativa en Ecuador!

La Red América Social Salesiana es parte del Sector de la Pastoral Juvenil, y es la red de las obras y servicios sociales que atienden a las niñas, niños y jóvenes en alto riesgo de exclusión social de América. Su objetivo es consolidar un trabajo coordinado entre las obras sociales salesianas, con el fin de mejorar la calidad de la respuesta de la congregación a esta población.

Pertenecen a la Red 22 países, 18 inspectorías salesianas y más de 300 obras, programas y servicios que atienden a la niñez, adolescencia y juventud con los siguientes perfiles:

  • En situación de calle y trabajo infantil.
  • Con necesidades especiales, reclusos, soldados, discapacidad física o mental.
  • Tóxico – dependientes, con trastorno de comportamiento, VIH SIDA.
  • En situación de desempleo y/o sin profesionalización.
  • Con familias en situación de vulnerabilidad.
  • En ambientes populares y barrios marginales.
  • En situación de discriminación a la mujer.

Más de 100.000 niñas, niños, adolescentes y jóvenes participan de las obras sociales salesianas para mejorar su calidad de vida y crecer en ambientes sanos que aportan a su desarrollo integral. Las 18 inspectorías que son parte de la Red América Social Salesiana son:

SUE: Canadá, Estados Unidos (este)
SUO: Estados Unidos (oeste)
MEG: México – Guadalajara
MEM: México – México
CAM: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá
ANT: Puerto Rico, Cuba, Rep. Dominicana
HAI: Haití
COM: Colombia – Medellín
COB: Colombia – Bogotá
VEN: Venezuela
ECU: Ecuador
PER: Perú
BOL: Bolivia
CIL: Chile
ARN: Argentina Norte
ARS: Argentina Sur
PAR: Paraguay
URU: Uruguay

Más de 20 años caminando juntos

Todo comenzó en el año de 1998, a raíz del meeting en Roma convocado por el Rector Mayor, Don Juan Edmundo Vecchi. Es allí donde por primera vez se piensa a profundidad en la problemática de la niñez y adolescencia en situación de maltrato, trabajo infantil y discriminación de la región. La red nace como un proyecto pastoral, y se proclama con el nombre de “Opción Preferencial”. A partir de entonces, las inspectorías deciden acoger el compromiso de trabajar en red, realizando reuniones periódicas para encontrarse, compartir experiencias, socializar las buenas prácticas y caminar con una visión global con respecto a la misión.

Desde el año 2001, las obras sociales salesianas se articulan como parte de la pastoral juvenil de las inspectorías, lo que fortaleció varios procesos locales y regionales. En el año 2008 se formula el primer plan estratégico que definiría los objetivos del trabajo en red y la articulación de sus miembros. Después de 14 encuentros y más 20 años de trabajo en red, se toma la decisión de dar pasos más grandes en función a un fortalecimiento regional.

Ecuador como sede de la Red

En septiembre del año 2019, la red de obras sociales se encamina desde una visión más estratégica, con el nombre de “Red América Social Salesiana” dentro de un proyecto que contempla tres ejes principales de intervención:

ARTICULACIÓN: Contribuir a la transformación social a través de la sistematización de procesos, el relacionamiento interinstitucional y el trabajo en red.

FORMACIÓN:  a través de un proceso de formación que conduzca a la cualificación del personal de las comunidades educativo – pastorales de la red.

COMUNICACIÓN: con el objetivo de favorecer el intercambio de información entre los integrantes de la red y visibilizar el trabajo de las obras sociales salesianas.

El proyecto fue revisado y aprobado a finales de 2019 por los inspectores de la región, el regional Don Timothy Ploch, el Rector Mayor, Don Ángel Fernández y financiado por la Procura Salesiana de Madrid – “Misiones Salesianas”.

El inspector del Ecuador, P. Francisco Sánchez y su consejo, con la esperanza en el impacto que se puede conseguir con este trabajo en red, acogió, dentro de la Inspectoría de Ecuador, a la sede oficial de la Red América Social Salesiana.

Actualmente, este proyecto se lleva a cabo entre el equipo coordinador, los delegados de obras sociales de la región y el equipo operativo que, desde la inspectoría en Quito, consolida el trabajo.

Con el fin de lograr una verdadera transformación social, todos los esfuerzos que se realicen de ahora en adelante, buscan como objetivos:

  • Mejorar la calidad de la respuesta salesiana a la niñez y juventud en alto riesgo de América.
  • Mayor profesionalización de la red e impacto en la Región.
  • Impulsar proyectos regionales.
  • Garantizar una continuidad de los procesos.
  • Coordinación con las OPDIs, procuras y ONGDs

Iniciamos con esperanza desde Quito este camino de trabajo en red, de la mano de Don Bosco y María Auxiliadora.

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